virgen del pueyo

Fiesta de la Virgen del Pueyo – «Besada por el sol, la Flor del campo amada»

Procesión de la Virgen del Pueyo Engarzada en el centro del retablo del Pueyo como preciosa joya, hoy, segundo sábado de Pascua, la Virgen presidió su fiesta engalanada con el manto festivo que hacía años reposaba en una de las vidrieras del monasterio junto a otras piezas, que Dios mediante, podrán ser contempladas en el museo de los mártires benedictinos en cuya realización se está trabajando.

En los días de la novena, los monjes y todos los que se unieron en oración, le encomendamos los frutos de “su” día y también el crecimiento, sobre todo el enriquecimiento espiritual, de las romerías que hasta fin de Mayo la tienen como protagonista de la devoción de los comarcanos…

Con mucha ilusión y afecto filial, desde hacía tiempo se venía planeando este día de fiesta para la ¡“Dueña de casa”! con la procesión desde la cueva de San Balandrán, situada al pié del monte, hasta el Santuario.

La Joya de los monjes debía ser acompañada con el rezo del Santo Rosario y el canto de los gozos, escritos hace años en su honor y cantados por los mismos mártires benedictinos, por el pueblo de Morilla, a quien le toca este día de romería del todo providencial ya que no podía ser de otra manera como dice la canción:

“De Morilla por Pascua
al Pueyo van
a ver su paisano
San Balandrán”…

A la altura de la cruz del peregrino, ya cerca del monasterio, salió a recibirla, un palio con la imagen de los mártires con el cual nosotros, monjes del Pueyo nos identificamos en calidad de moradores y custodios de su Templo.

Pendón de lo Beatos Mártires benedictinos del Pueyo El pendón llegó desde Italia durante la novena, gracias al trabajo realizado por la comunidad monástica femenina de Velletri (Roma) y unos familiares que generosamente y con mucha ilusión también, han participado a la fiesta uniéndose a la novena ¡juntos a otros devotos italianos!
Finalmente llegados al lugar de la aparición se bendijo una imagen de la misma Virgen pintada sobre azulejos y que luce junto a la puerta de entrada del Santuario.

Gracias a Dios, a quien elevamos muchas oraciones, y al trabajo generoso y pronto de todos, el programa se cumplió fielmente, bajo un sol primaveral que besaba las perfumadas flores que adornan el monte como si fuesen un manto natural para María, y sobre todo, la besaba a Ella: la Flor del campo amada sobre cuya cabeza brillaba la corona que nos recuerda, la soberanía y el poder de intercesión que tiene ante su Hijo, a favor nuestro. Ella sostiene sobre su regazo de Madre, al Divino Niño, quien con su manita, a medida que avanzaba la procesión, parecía bendecir el olivar del Pueyo y a todos los que la acompañaban, de modo especial a aquel grupo de hombres que debajo de la peana portaban a la Reina y al Rey.

Al llegar al Templo, tuvimos la Santa Misa, presidida por el Rector del Santuario, p. Pablo acompañado por los padres de la casa; don Fernando, párroco de Morilla y el padre Mairal, canónigo de la Catedral de Barbastro.

Concluimos la fiesta en el comedor de la hospedería con un aperitivo ofrecido por los monjes a los romeros y a los representantes de la Asociación Amigos del Pueyo, Cofradías del Santo Sepulcro y de la Soledad de María y de la Merced.

A María Santísima, nuestra Madre del Pueyo, le encomendamos todos sus peregrinos, pidiéndole el crecimiento de esta fiesta para que pueda ser punto de encuentro entre el pueblo natal del afortunado vidente de la Virgen y a las cofradías de Barbastro unidos bajo el amparo de la misma Madre y Patrona, la Flor del campo amada, Nuestra Señora del Pueyo.

P. Francesco Lucarelli

Más fotos de la fiesta en nuestro Facebook

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