Los pesebres en Navidad, una catequesis viviente
Padres y hermanas de la provincia Nuestra Señora del Pilar – España y Francia
“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Is 9,5)
Recuerdo con grata alegría que aun siendo joven seminarista nuestro rector (en ese entonces el padre Daniel Cima) nos propuso hacer una peregrinación siguiendo las huellas de San Francisco de Asís. Evidentemente, para muchos de los seminaristas que llegaban a Italia por primera vez, esta peregrinación resultaba realmente una gracia enorme, peregrinar siguiendo las huellas del Santo estigmatizado, para poder rezar delante de sus reliquias, no era sino una inmensa gracia.
El tradicional pueblo de Asís me gustó sobremanera, sin embargo durante este peregrinaje franciscano hay un pequeño pueblo, que también llamó la atención de todos los seminaristas, un pueblito llamado “Greccio”.
Greccio es el lugar donde San Francisco de Asís organizó por primera vez un pesebre viviente, esto remonta al año 1223. Es realmente providencial que gracias a este santo que quiso ver con sus propios ojos el misterio del nacimiento de Nuestro Señor, nosotros conozcamos esta hermosa tradición de los pesebres vivientes.
A día de hoy, y Gracias a Dios, conservamos en muchos lugares esta hermosa tradición de continuar con los pesebres vivientes, que es una escuela de vida que nos invita a contemplar y adorar al niño Jesús, pero sobre todo para saber poner en práctica el mensaje del Hijo de Dios, que por amor a nosotros se despojó de todo y se hizo un niño pequeño.
El Santo padre Francisco nos exhorta: “El Señor nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no ha cambiado la historia con un milagro grandioso. Ha venido con gran sencillez, humildad, mansedumbre (…) Se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo”.
Sinceramente espero que durante esta Navidad sepamos tomarnos un tiempo y detenernos delante del pesebre, porque ciertamente es allí donde Dios nos muestra toda su ternura y su Misericordia. El Verbo Encarnado nos conquista con su mirada.
Para concluir esta crónica quiero compartir con ustedes algunas fotos de los pesebres vivientes que se organizaron este año en nuestra provincia.
¡Desde nuestras comunidades de España y Francia les deseamos a todos ustedes una Feliz Navidad!
Joyeux Noël!
Anthony del Castillo, IVE
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